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Finalmente, exporto el diseño en formato compatible con la bordadora, como .DST, asegurándome de que el diseño mantenga su integridad técnica y visual. Todo este proceso refleja una planificación cuidadosa que busca no solo estética, sino también funcionalidad, durabilidad y eficiencia en el proceso de producción.El proceso de construcción de un bordado de punto en Wilcom comienza con una comprensión clara del diseño que se desea lograr y del tipo de tela sobre la cual se va a bordar, ya que ambos factores determinan las decisiones técnicas posteriores. Utilizo las herramientas de digitalización del programa para trazar el contorno base del diseño con precisión, ya que cualquier error en esta etapa afectará la calidad del resultado final. Esta base se puede construir punto por punto, cuidando cada curva, vértice y línea recta, lo que me permite tener control total sobre el recorrido de la aguja.Una vez trazado el contorno, selecciono el tipo de puntada que se ajusta a la intención del diseño. Si el objetivo es lograr una línea precisa y resistente, como en bordes o textos pequeños, empleo el punto de pespunte. Este tipo de puntada permite un alto nivel de detalle y es ideal para trazos finos. Si lo que busco es volumen o cobertura, opto por puntadas más complejas como tatami o satén, que ofrecen mayor densidad y presencia visual.Después, realizo ajustes detallados en la longitud del punto, densidad, dirección de las puntadas y compensaciones de tirantez, considerando factores como la elasticidad del tejido, el tipo de hilo y la velocidad de la máquina. La dirección de las puntadas no solo tiene un impacto estético, sino que también influye en cómo se comporta la tela durante el bordado; por ejemplo, una dirección mal planteada puede generar arrugas o deformaciones.Reviso el diseño en modo de simulación tridimensional y activo la secuencia de puntadas para asegurarme de que no haya cruces innecesarios, saltos o cambios de color mal ubicados. Este paso es esencial para optimizar el tiempo de bordado y reducir el desgaste de la máquina. También evalúo la interacción entre los distintos elementos del diseño, asegurándome de que las capas estén correctamente organizadas, especialmente cuando hay superposición de puntadas.Finalmente, exporto el diseño en el formato adecuado para la máquina bordadora, asegurándome de haber probado antes en una tela de muestra. Así confirmo que las tensiones, densidades y efectos visuales sean los correctos. Este proceso completo no solo es técnico, sino también creativo, y exige una mirada integral que combine precisión, estética y funcionalidad para obtener un bordado profesional, resistente y visualmente armonioso.

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